lunes, 26 de marzo de 2012

Emotivo reencuentro con Mumia tras dejar el corredor de la muerte


La única cosa radicalmente diferente a lo que estoy viviendo ahora sería la libertad”, dijo Mumia a Heidi Boghosian y Johanna Fernandez en el segundo encuentro que sostuvo después de pasar 30 años en el corredor de la muerte.
Johanna Fernandez

Pensilvania, Estados Unidos. Heidi Boghosian y yo acabamos de regresar de una visita muy emotiva con Mumia. Lo visitamos ayer. Fue su segunda visita de contacto en más de 30 años, desde su traslado a población general. La primera visita la realizó su esposa, Wadiya.

A diferencia de nuestros encuentros previos con él en el corredor de la muerte del penal SCI Greene, y luego en el área de confinamiento solitario en SCI Mahanoy, nuestra visita ayer se realizó en un amplia área de visitas en medio de numerosos círculos de familias y esposas que estaban visitando a los demás reos.

En comparación con las intensas y centradas conversaciones que habíamos sostenido en una pequeña y aislada celda en el corredor de la muerte, tras un estéril plexiglás, este intercambio fue más relajado e informal y, como era de esperar, más interactivo con la gente alrededor… Fue más humano. Había tantas escenas de afecto alrededor, de niñas y niños brincando encima de sus papás y jalándolos, de familias enteras platicando íntimamente alrededor de pequeñas mesas, de parejas sentadas abrazándose tranquilamente, de novias y esposas dando besos furtivos a sus parejas (los besos sólo se permiten al principio y al final de la visita). Estas escenas eran conmovedoras y hermosas, notablemente diferentes a las imágenes de los presos proyectadas desde los círculos de poder. Nuestro trabajo colectivo podría ser beneficiado con estas imágenes tan íntimas y humanas.

Cuando entramos, vimos inmediatamente a Mumia al otro lado del salón. Caminamos hacia él y nos abrazó a las dos simultáneamente. Estábamos asombradas que nos abrazara con tanta calidez y que compartiera su espacio personal con tanta generosidad después de vivir tantos años en aislamiento.

Se veía muy joven y se lo dijimos. Respondió: “¡Piel negra no se agrieta! (Black don’t crack)”. Nos reímos.

Nos platicó que le parece nuevo cada paso que ha dado desde que lo colocaron en población general. Hay tantas cosas que damos por sentadas que, para él, son nuevas, desde el microondas en la sala de visitas hasta el temor que sintió al besar a su esposa por primera vez en 30 años. Comentó: “La única cosa radicalmente diferente a lo que estoy viviendo ahora sería la libertad”. También se fijó en que toda la gente en la sala lo estaba observando.

La experiencia de compartir la comida con nuestro amigo fue muy emotiva. Fue maravilloso tener la posibilidad de platicar y compartir sándwiches de queso gratinado, tartas de manzana, galletas y chocolate caliente de las máquinas expendedoras en la sala de visitas.

Uno de los mejores momentos fue la oportunidad de sacar una foto. Fue una de las primeras posibilidades que Mumia ha tenido en décadas para hacer esto, ¡y estuvo genial! ¡Nos dio risa arreglarnos el cabello, asegurarnos que no teníamos comida entre los dientes y prepararnos nerviosamente para el gran momento de la foto! Y Mumia disfrutó de todo.

Cuando llegó la hora de salir nos dimos abrazos y luego recibimos las instrucciones de ponernos en fila contra la pared y salir con los otros visitantes.

Mientras salíamos del penal, una hermana nos llevó a un lado y nos dijo que no podía dejar de cantar la canción de Kelly Clarkson: “Algunas personas esperan toda una vida para un momento como éste”. Nos compartió que ella y sus papás habían seguido el caso de Mumia desde 1981 y que le encantaba saber que Mumia está vivo y en población general a pesar de la sanguinaria búsqueda de su ejecución por parte del estado de Pensilvania. Le dijimos que el 24 de abril se iniciará una nueva batalla para ganar la liberación de Mumia, que ese día vamos a ocupar el Ministerio de Justicia en Washington DC. Nos dijo que hace poco ella ganó una batalla contra el cáncer y por eso cree que todo es posible y que si Mumia ahora está en población general, será posible lograr su libertad. Nos despidió con el tema musical de la serie Laverne y Shirley: “¡Nunca escuché la palabra imposible!” Luego nos dio su número de teléfono y nos pidió apuntarla para la batalla.

Todavía estamos asimilando todo. El viaje nos ha dado una lección de humildad y ¡nos sentimos re-energizadas y re-inspiradas!

Recordamos las palabras del editor de City Lights, Greg Ruggiero:

“El objetivo a largo plazo: poner fin al encarcelamiento masivo.

El objetivo a corto plazo: ¡Liberar a Mumia Abu-Jamal!”

24de marzo: Nuestra memoria insumisa; por Andrea Benites-Dumont

Un nuevo 24 de marzo, otro aniversario del maldito hito que nos partió el corazón hasta el fin de los tiempos.

Un nuevo 24 que no viene despojado de presente.
En los últimos años ha habido transformaciones en todos los ámbitos sociales y políticos, y se ha generado una cultura de la memoria que se explaya en los más variopintos sitios y rincones, conducida desde una suerte de mesa de mezclas donde se pretende afinar en un mismo ritmo y sonido, a un coro homogéneo que no admite diversidades ni multiplicidades.

Así como la historia no puede existir sin la memoria, la memoria no puede dejar de meterse en el presente, y, abordando los sitios concretos que son en sí mismos memoria, tanto los que han sido escenario de las atrocidades, o los que se rehabilitan o los que se construyen, dichos espacios y centros de memoria están influidos de las necesidades políticas del momento que se hacen, y es lógico e innegable que así sea; otra cuestión es el uso y utilidad de la construcción de una memoria histórica a semblanza y en concordancia con un partido, organización o gobierno.

Los memoriales, espacios especiales, son ideados como lugares de conmemoración y remembranza, incorporándose en la reconstrucción de esta cita creadora, la presencia de los testimonios y denuncias de los sobrevivientes.
Y es en este punto de encuentro, entonces, donde se conjugan los rastros del pasado, suenan en presente y sueñan en futuro.

La complejidad del presente se escabulle de las imágenes claras y precisas que la memoria se esfuerza en acercar, y como una variante de calidoscopio dibuja escenas esperpénticas, un memorial de “héroes” de Malvinas en el mismo sitio donde esos “adalides” torturaron, violaron y asesinaron; o acondicionar un poco allá y un poco acá, una sala de proyecciones dentro de la ESMA, para desarrollar los tramos judiciales que restan en la causa contra los genocidas de la armada, sin desplazarse a la cartografía del dolor de los familiares, las víctimas, los sobrevivientes.
Iniciativas éstas, salidas de discursos efectistas y demostrativas del manejo que de los derechos humanos vienen avasallando desde las instancias del poder y desde los organismos cooptados, hoy más gubernamentales e inamovibles que las estatuas de la Casa Rosada. Si visitar, adentrarse en un sitio conmemorativo, nos coloca en el evocar y en reconstruir lo que allí pasó, sentir en el cuerpo y en el alma; sólo los perpetradores y represores, quedan fuera de esta rememoración fraterna. Esas disparatadas propuestas ignoran y desoyen los silencios que aún suenan desgarrados en las paredes y pasillos de la ESMA.

Podría hablarse de una pluralidad de memorias, y no seria errático ni restador, porque ello se corporiza en las marchas diferentes, y en las consignas que llevan los mensajes a los que pusimos protegidos en las fotografías. Y si la dimensión del recuerdo es la del propio reconocimiento, la memoria es parte, necesariamente, de un sistema crítico, es la alerta contra el olvido de las injusticias y atropellos, que dejaron las calles manchadas y con siluetas hechas jirones, que reaparecen en las demandas sociales actualizadas a golpe de resistencias contra un sistema perverso que devora insaciable lo mejor de la gente, la gente que enfrenta y escabulle la ley antiterrorista implementada por el gobierno de los derechos humanos.

Las imágenes quedan fijadas en fotografías, y de aquella memoria gráfica que no se re-encuentra como parte del hoy, se va borrando, se diluyen, las desaparecen…. Las imágenes son reconocibles a través de su relación con el tiempo del presente. Los límites de una fotografía nos desafían a completar lo que no vemos, lo que está fuera de la imagen. Así como las hojas y expedientes sueltos o descubiertos al azar, de los archivos de la dictadura que encierra todo el paisaje que es indispensable para que no estén perdidos en soledades ni en silencios aquellos que nadie nombra ni recuerda, pero sabíamos que estaban.

Aún hoy a 36 años del golpe asesino, del genocidio instaurado, no se soporta todavía su potencia demoledora, y se crean atajos jurídicos procesales y políticos, para evitar su uso, y se allana y banaliza, se emiten calificaciones de genocida en lugar de asentar en conciencia el genocidio perpetrado. Y así sobran en los documentos, en los textos, en las demandas y en las querellas, calificaciones todas insuficientes.

Pero la realidad es siempre generosa en variedades y posibilidades, y por ahí también anda anidando y proliferando una cultura de la memoria centrada en las víctimas, en las gentes, lejos de los mármoles, de los monumentos, subvenciones, negocios, puestos, acomodos y funcionariado.

Ahí anda callejeando en baldosas que amalgaman los recuerdos, baldosas de muchos colores y de muchas manos, una cultura de memoria en espacios públicos abiertos, en marchas, una cultura de la memoria en los nuevos reclamos y en los nuevos desaparecidos….
Y hoy 24 de marzo, ahí anda la memoria, desnuda y desafiante, buscando a Jorge Julio López entre tanta concurrencia y hojarasca.

miércoles, 14 de marzo de 2012

El FMLN busca un buen candidato presidencial; por José Manuel Martín Medem

El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), el partido de lo que fue la guerrilla de El Salvador, ha perdido, en las elecciones legislativas y municipales, la mayoría que consiguió hace tres años en las presidenciales. Entonces sumó a su voto militante el apoyo a Mauricio Funes, un periodista con mucho prestigio. Pero el actual presidente no tiene el mismo programa que el FMLN y ha marginado a la izquierda del manejo de la economía y la seguridad, delegada en militares jubilados. Sin tener toda la responsabilidad del gobierno, el FMLN padece ahora las consecuencias del desgaste institucional.

Los salvadoreños viven agobiados por una inseguridad que acumula más muertes que durante la guerra civil. Es una herencia de la intervención de Estados Unidos en el conflicto: inyectó el narcotráfico en el país para financiar a la contra antisandinista y expulsó a las maras (pandillas) de los emigrantes salvadoreños de regreso a su país cuando se firmó el incumplido acuerdo de pacificación, desmilitarización y democratización. Las políticas sociales del FMLN no han podido impedir el voto de castigo por un malestar (inseguridad y desempleo) que no es responsabilidad de la izquierda. Aunque también se critica a la dirección del FMLN por su contaminación con el poder y desde la militancia le reclaman una auténtica renovación, más democracia interna y mejores relaciones con los movimientos sociales.

En las elecciones legislativas y municipales, es más lo que pierde el FMLN que lo que gana ARENA. La Alianza Republicana Nacionalista, el partido fundado por el mayor Roberto D'Aubuisson, comandante de los escuadrones de la muerte, sube de 32 a 33 diputados, mantiene la alcaldía de San Salvador y aumenta considerablemente su poder municipal en poblaciones que la izquierda consideraba suyas. El FMLN baja de 35 a 31 diputados y, aunque gobierna en casi tantos municipios como ARENA, retrocede en alcaldías donde creía contar con una mayoría segura.
La Gran Alianza para la Unidad Nacional (GANA), una disidencia de ARENA, con 11 diputados, es la tercera fuerza más votada. En la nueva Asamblea Nacional (con otros ocho diputados de tres pequeños grupos) serán necesarias negociaciones muy complicadas para conseguir mayorías decisivas.

El alcalde de San Salvador, Norman Quijano, puede ser el aspirante de ARENA para las presidenciales del 2014 aunque los disidentes de GANA proponen al ex/presidente Antonio Saca (expulsado de ARENA) como candidato de toda la derecha para derrotar al FMLN.
La izquierda no ha anunciado su candidatura: tiene que decidir si repite la experiencia de un no afiliado que aporte votos pero con el mismo riesgo de ver bloqueada la aplicación de su programa o si propone a un dirigente del FMLN después de reconsiderar y renovar su política.

sábado, 3 de marzo de 2012

Se lo debemos a Mika

(Habida cuenta que se trata de una carta personal, ha sido publicada con la previa autorización y con el expreso deseo, tanto del destinatario como del remitente)

Querido Arnold Etchebehere:


He leído tu correo rebotado con las palabras encendidas, y no faltas de razón, de una amiga tuya.

He acabado de leer "La Capitana"; lectura que acometí con interés, y francamente me esperaba otra cosa. Creía que la autora había conocido personalmente a Mika y no fue así. Pero tampoco sus pesquisas documentales ayudan a construir su biografía.
Elsa Osorio ha tenido acceso a los cuadernos de notas de Mika que le pasaron los amigos de París y ha recabado testimonios que podrían haber sido muy valiosos pero que, desde mi punto de vista, han sido desaprovechados. Se ha ido por las ramas. Digamos que ha podido más el esteticismo, es decir, la voluntad de hacer una 'obra´ (novela), que la de reconstruir un pedazo de Historia. El resultado es un texto superficial que aporta muy poco sobre lo ya sabido y publicado de Hipólito y Mika. Los capítulos que relatan la vivencia de Mika en la guerra civil están prácticamente calcados de sus memorias, como todo lo relativo al periodo de Berlín, reproducido de la crónica de Juan Rústico. Es decir, no dice nada más -o muy poco y escasamente relevante- de lo que ya habían narrado Hipo y Mika. Recuerdo que transcendió hace tiempo cierta polémica a propósito de un caradura que pretendía justificar el plagio como interliteralidad o con un neologismo parecido. No quiero decir que sea el caso de Elsa Osorio, pero esperaba que los capítulos sobre Mika en la guerra, como el resto de la biografía, tuvieran más enjundia.

Por otro lado, en lo que hubiera sido una aportación novedosa: los capítulos nutridos de los testimonios, predomina lo anecdótico; lo cual, a pesar de las buenas intenciones de la autora en cuanto a identificación con la biografiada y su experiencia vital y política, acaba por trivializar el relato y el propio retrato de Hipo y Mika. La apasionada relación de la pareja, los rasgos de carácter de ambos, etc., quedan reflejados al principio de la obra y no sé hasta qué punto pueden resultar innecesariamente reiterativos a lo largo del libro. Desde luego, esos aspectos íntimos, personales, dan juego en cuanto a la dimensión novelesca del relato, pero trivializan el resultado, en cuanto al rigor historiográfico, precisamente por el peso que adquiere en el conjunto el componente melodramático. Tengo mis dudas sobre la viabilidad de la narración novelada de episodios históricos, y muy especialmente, cuando se trata de figuras y momentos históricos tan complejos como los que resumen la experiencia vital de Hipo y Mika. Por decirlo en pocas palabras, me pregunto hasta qué punto la técnica de la novela contribuye a la falsificación o tergiversación del hecho histórico o de la vida de alguien, independientemente de las buenas intenciones de quien acomete el relato. Eso sin contar con la utilización de recursos propiamente novelescos, como algunas descripciones, detalles, circunstancias, etc., que no contribuyen en nada sustancial a la dimensión documental, testimonial, de la biografía y que, sin embargo, pueden inducir equívocos, ficciones y ambigüedades donde se mezclan realidad y verosimilitud. Lo que es muy legítimo en el relato novelado no lo es, en mi opinión, en el historiográfico. Además, esa vía de la ficción historiográfica de un acontecimiento o de alguien que se halla en el ámbito de lo histórico y fehaciente, entraña servidumbres que tienen que ver con la industria y el negocio editorial y que, a fin de cuentas, inciden sobre la obra en un sentido distorsionador. Me refiero a algunos episodios y personajes (Ethelvina, Jan Well/Kolzov o l'affaire Ilse/Hipo, por ejemplo). Son pasajes que, sin duda, responden a necesidades del producto, a facilitar su viabilidad en el mercado, como cualquier editor profesional sabe y recomienda. Pero se trata de recursos manidos, tópicos del género, trucos de mercadeo, en fin, si bien hay que reconocer que Elsa Osorio ha tenido la precaución de no cargar las tintas en ese aspecto.

Como la propia Elsa Osorio reconoce, la problemática de la guerra civil española, el POUM, la represión estalinista, el trotskismo, etc., entrañan una complejidad que supera sus posibilidades y eso se nota, desgraciadamente, en el texto, no porque incurra en errores de bulto o afirmaciones descabelladas, sino porque no aporta nada sustancialmente nuevo en lo que se refiere a la biografía de Mika y su tiempo (su contexto). Es decir, a mi modo de ver, se nota demasiado el déficit historiográfico; y si es debido a que Elsa Osorio considera que no hay mucho más que decir, entonces tendría que haberlo explicado ya que ha tenido acceso a documentos y testimonios hasta ahora inéditos.

Con todo, es una lástima que el trabajo de investigación desarrollado por Elsa Osorio no le haya permitido llenar al menos algunos de los ¿vacíos? biográficos de Mika. Por ejemplo, nos habla en diferentes pasajes de reuniones, discusiones, pero apenas sabemos algo, y de forma muy genérica- del contenido de esas discusiones y disensiones; de cuáles eran las actividades, relaciones, opiniones de Mika durante los años posteriores a la guerra civil; de cuál su evolución política.
Se echa de menos la indagación entre los testimonios acerca de con quiénes se relacionaba, más allá de los nombres mencionados, -e incluso con éstos (Cortázar, los surrealistas, etc.,)-, cuáles eran sus discusiones; si había intentado contactar en el exilio con algunos de sus antiguos compañeros de armas (Mera, exiliados del POUM, etc.) y, tanto si lo hizo, como si no, por qué, qué seguimiento hizo de la dictadura franquista, etc. Tampoco indaga en la discrepancia existente, a propósito de su liberación, entre las memorias de Mera y las declaraciones de la propia Mika en una grabación.

En fin, después de leer La Capitana tampoco se me despejan las dudas que tenía acerca de qué hizo Mika en los casi dos años que permaneció en España, desde que se "sumerge", después de su detención, hasta el final de la guerra, (¿estuvo realmente refugiada en el Liceo Francés durante todo ese tiempo?, ¿se mantuvo adscrita a la Brigada Mixta 70 hasta los días de la Junta de Casado?), ¿y su vida político-social en París hasta su muerte?, ¿cuáles fueron sus opiniones al hilo de la actualidad?, etc. A lo mejor la correspondencia tuya con Mika puede arrojar alguna luz al respecto.
Por supuesto, habrá quien se consuele con que quizás esta obra despierte el interés por Mika, Hipo y sus actividades, y por su significado en la lucha. ¡Ojalá¡, aunque siempre queda esa cuestión de fondo de la que autores, editores y demás actores del mercado cultural no quieren darse cuenta: que la forma es el fondo, que el tema determina la forma. Y en este caso, la forma novelesca no se ajusta a un tema que creo exige otro tratamiento. Quizás habría sido mejor si hubiera seguido el consejo de su amigo, cuando le decía que escribiera ya, sin más indagaciones, un relato de ficción. Creo que habría sido mejor si hubiera inventado un personaje, atribuyéndole las características y circunstancias de Mika, pero sin la pretensión biográfica, testimonial.

Por otro lado, hay una buena noticia. He hablado con el editor de Pepitas de Calabaza y está interesado en hacer una nueva edición de las memorias de Mika. (En realidad, el único que tiene legalmente los derechos sobre la obra).¿Qué te parece? Crees que vale la pena que lo incite a que tire para adelante con la idea de hacer una nueva edición, ampliada con fotos, la carta de Cortázar y otros documentos. Por mi parte, me comprometo a ampliar la nota biográfica que hice para la edición de Alikornio con los hallazgos que, por lo visto, Elsa Osorio no ha encontrado o no ha tenido en cuenta. El editor vendrá dentro de unos meses a Barcelona y quiere que preparemos la edición a partir del material de que dispongo. Por supuesto, en su momento, una vez hecha la selección del material, te lo comunicaré pues tú tienes la última palabra. Pero, bueno, ya lo iremos hablando. Por el momento, salud y un fuerte abrazo.

Carlos García