domingo, 31 de octubre de 2010

El pseudo progresismo argentino llora a Kirchner, un continuador del modelo


Las reflexiones que siguen están dedicadas a mis amigos kirchneristas, convencidos ellos que nos deja un “revolucionario luchador por su patria”. Sé que caerán antipáticos algunos conceptos, pero creo que así como tenemos la libertad de expresar nuestras ideas, tenemos la obligación de denunciar el modelo, modelo, que mal que le pese a mis amigos kirchneristas, sigue generando desigualdad social, pobreza y marginalidad.

por Rubén Kotler
No hay medias tintas a la hora de definir un proyecto político. No existe un capitalismo con rostro humano, como no existe modelo alternativo que solo se defina como tal en lo discursivo. La muerte del ex presidente Néstor Kirchner debe servirnos entonces para repensar una cantidad de cuestiones que los intelectuales orgánicos que lo acompañan no están dispuestos a pensar, simplemente porque viven y comen del modelo. En los siete años que lleva el kirchnerismo en el poder no ha cambiado el modelo económico sostenido en este país desde 1966 a la fecha. Hay que decir sin eufemismos y llamando a las cosas por su nombre, que el modelo de producción capitalista sigue dominando en las estructuras sociales, económicas, políticas y culturales de nuestro país. Creo que quienes afirman lo contrario no entienden cómo funcionan determinadas relaciones, pero además se niegan a mirar los datos de la realidad con la suficiente inteligencia para ver que poco y nada ha cambiado respecto al tan cuestionado modelo de los años 90. Y simplemente no ha cambiado porque el extinto ex presidente Kirchner es hijo de aquel modelo. Gobernador de Santa Cruz durante los duros años del menemismo, no le conocemos a Kirchner declaraciones opuestas al modelo durante esos años, acompañando incluso, la ola privatizadora de las empresas estatales estratégicas como Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). Además todos hemos visto alguna foto de Kirchner abrazando a Menem, seguidos ambos, por la mirada de Cristina.

En esto sería bueno hacer memoria. No basta decir que se pertenece a una generación para decir que los ideales de esa generación son los que gobiernan. Kirchner no reúne detrás de sí el espíritu de los setentistas, por más discurso que pretenda lo contrario. Kirchner reúne el espíritu de los 90, el de un país a merced del mercado, cuando por ejemplo, decide pagar la deuda externa. Kirchner no sintetiza el espíritu de la generación que buscó transformar el mundo pues lejos de aquellos ideales transformadores de la sociedad, el ahora extinto dirigente peronista ha sostenido el modelo económico y social del consenso de Washington. Si algún espíritu setentista sostuvo al matrimonio presidencial ha sido la soberbia y la prepotencia montonera, aquella que siempre creyó llevarse el mundo por delante.


Sin Jorge Julio López NO HAY DERECHOS HUMANOS

La que pareció ser la principal bandera de Kirchner pronto se ha convertido en una banalización de un tema tan profundo como trascendente. Los derechos humanos de la administración K, y aún cuando hubiera cooptado a determinados organismos de derechos humanos como las Madres de Plaza de Mayo, Abuelas o algunas regionales de HIJOS, hace agua por todas partes.
El avance no solo ha sido lento sino que hasta el momento solo se ha juzgado a una pequeña cúpula de dictadores más en su lecho de muerte que cercanos a cualquier poder, omitiendo que la justicia para ser tal debe llegar a todos los cuadros del aparato represivo implicado en la violación sistemática de los derechos fundamentales.
Kirchner hizo uso y abuso de los derechos humanos, esos que por lo que tantos nos hemos preocupado en gran parte del campo popular. Pero además y para seguir ejerciendo nuestro derecho a la memoria, derecho que parece ser que nos han quitado, que nos han robado, mientras Jorge Julio López no aparezca con vida todo discurso de derechos humanos naufraga a la deriva y no se sostiene en sí mismo. Los apologéticos del kirchnerismo han olvidado a López.
Ni en 6,7,8, programa oficialista y ultrakirchnerista de la televisión pública (aquella que debiera ser de todos los habitantes del país y no solamente de la casta gobernante) blablablean de Néstor y de Cristina, encumbrándolos como los salvadores de la patria, colocándolos cual ídolos de bronce pero se han olvidado por completo que un compañero del campo popular está DESAPARECIDO. Jorge Julio López está DESAPARECIDO y esto, en una administración que se dice defensora de los derechos humanos es inadmisible.
Un desaparecido en democracia vale lo mismo que 30.000 desaparecidos en dictadura. Un solo compañero del campo popular desaparecido vale tanto como todos. Y no vale la consiga sola de aparición sino va seguida de la vida, aquella que reclamaron por tantos años las organizaciones de derechos humanos, hoy, alguna de las cuales, son parte integrante del proyecto K. Tampoco a estas organizaciones les he vuelto a escuchar el reclamo de la aparición con vida de López. Y esa aparición es responsabilidad del Estado.


Moyano, cuadro de la Triple A, apoyo político de Kirchner


Desde lo político tampoco el kirchnerismo supo construir una alianza cuanto menos progresista apoyándose en peligrosos personajes oscuros como el camionero Hugo Moyano. Habría que recordarle a los apologéticos del Kirchnerismo, aquellos crédulos de las banderas de los derechos humanos, el pasado fascista de Moyano, acusado de colaborador cercano de la Triple Alianza Anticomunista, grupo parapolicial que asesinó a decenas de dirigentes políticos, obreros, estudiantiles y sindicales durante el interregno peronista de Isabel Martínez de Perón. Moyano respondía a las patotas de Mar del Plata y hoy goza de una inmunidad e impunidad para sentarse a la par del palco presidencial en cuanto acto oficial existe. Néstor Kirchner construyó esta alianza y otras no menos complejas, sostenidas en torno a vínculos non santo. Pienso por ejemplo, en las relaciones del kirchnerismo con el gobernador de Tucumán, un empresario asociado a intereses claramente de clase con el poder capitalista mundial, hombre cuyo poder reside en el dinero y no en la construcción política de una idea, hombre que ha acompañado a Kirchner en su proyecto porque supo leer perfectamente el esquema de poder entre la administración central de la casa Rosada con el interior.
Alperovich, niño por momentos mimado del ahora difunto ex presidente, mantiene en la provincia norteña un sistema clientelar basado en dádivas preelectorales.
Kirchner también representa esa forma de hacer política, forma cuasi feudal que sostuvo en Santa Cruz mientras estuvo al frente de la gobernación por tres periodos consecutivos. Pero además y por si todo esto fuera poco, hoy en la Argentina de los Kirchner, cerca de 5000 militantes sociales se encuentran como presos políticos en las cárceles argentinas, denuncias que nunca trascienden en los medios masivos de comunicación. Mucho menos en la TV Pública, plataforma desde la cual el Kirchnerismo supo vender una imagen absolutamente fantasiosa de sí mismo.

La pobreza y la marginalidad

Es cierto que del 2003 a la fecha ha disminuido la pobreza y la marginalidad. Pero tampoco ha sido un cambio transformador en las relaciones sociales ni en el modo de producción y sin ese cambio, los cordones de villa miseria que circundan los grandes centros urbanos no solo no van a transformarse sino que seguirán como hasta ahora y allí, precisamente en esos territorios de pobreza absoluta, es donde reina el clientelismo no solo kirchnerista sino también el de sus aliados. Tucumán es un buen ejemplo de ello. No hace falta alejarse mucho de la gran ciudad capital para advertir que las llamadas villas de emergencias (chabolas, villas miserias, favelas) no solo no han cambiado sino que se han reproducido. Del dicho al hecho hay un trecho enorme y el discurso “progre” de los Kirchner no se condice con la cantidad de gente pidiendo en los semáforos, de los pibes que se suben a los autobuses a pedir una moneda o de la cantidad de limpiavidrios que subsisten gracias a la perseverancia de pasarse horas y horas en una esquina a merced de todo tipo de peligros. La pobreza extrema no se combate con planes sociales circunstanciales sino con una verdadera política revolucionaria de transformación en el reparto de las riquezas, en el modo de producción y en las relaciones sociales, políticas y culturales. Sin estos cambios cualquier plan social no solo es una salida de paso, sino que solo sirve como coto de caza en los días electorales.
Si no se cambia la estructura la dignidad de los seres humanos más afectados por el sistema seguirá dependiendo de la dádiva oficial. Y ni Kirchner ni su esposa han querido transformar este sistema pues es parte de su propio dique de contención electoral. Si el proyecto oficial es la dádiva y no el cambio de las estructuras, entonces no podemos celebrar absolutamente nada. Kirchner no habrá dejado entonces ningún cambio fundamental que prevea hacer que este país cambie. De nada sirve que el país crezca en lo macro si ese crecimiento no llega al ciudadano de a pié y mucho menos si esos ciudadanos viven en la calle.


Sin revolución no hay transformación

Kirchner no fue un revolucionario. No lo es su viuda, la presidente del país, Cristina Fernández. Ni siquiera creo que puedan entrar en la categoría de reformistas. No es revolucionario quien propone cooptar a las organizaciones sociales; no es revolucionario quien paga una deuda externa ilegal e ilegítima olvidando de saldar ante todo la deuda interna; no es revolucionario quien no decide cambiar las estructuras; no es revolucionario quien no propone siquiera la construcción de un país socialista. Néstor Kirchner no fue un revolucionario. Ni siquiera un reformista. Cierto pseudoprogresismo se ha conformado con poco, con fuegos de artificios, con un poco de ruido. Cuando el país tuvo la posibilidad histórica de ser transformado revolucionariamente (una vez más) Kirchner hizo su propio negocio y se llenó los bolsillos y los de su familia a costa del hambre de muchos argentinos. No es panfletario denunciar esto, es parte de una realidad que los pseudoprogresistas no quieren ver.
Los Kirchner, con Cristina ahora a la cabeza, son dueños de grandes riquezas, riquezas que como simples abogados no hubieran podido hacer jamás. Como políticos honrados tampoco. Mucho pudo hacerse en este país en 7 años de gobierno. Se hubiera podido atender a la salud, hoy en estado insalubre, se hubiera podido atender a las jubilaciones y pensar en la lucha histórica de los pasivos del 82% móvil, reclamo histórico de un sector doblemente vulnerable del sistema capitalista, porque es cierto que las jubilaciones se han incrementado, pero también es cierto que el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (el INDEC) no puede dibujar los números de una inflación que hace que hoy un simple trabajador un jubilado con la mínima no pueda llegar a fin de mes en lo básico, y no hablemos de la salud, que si debe ser tratado por un tratamiento de alta complejidad, mejor que reserve un terreno en el cementerio. La educación sigue en un atraso absoluto, los salarios de docentes han quedado retrasados respecto a la misma inflación. Y podríamos seguir enumerando un estado de cosas que no se condicen con las proclamas de cambio de los pseudoprogresistas que hoy lloran a Néstor Kirchner.
El país no ha cambiado y una cantidad de cosas deben ser repensadas y debatidas. No desde el sectarismo cuasi fascista de la derecha retrógrada, no desde el esquematismo cerrado de algunos partidos de izquierda, pero tampoco desde un kirchnerismo que como dije y sostengo no ha hecho nada por cambiar el sistema.
El modelo no ha cambiado. El país tampoco. Los discursos no son revolucionarios. Las acciones pueden serlo.


Epílogo, mientras se cierra el cajón
No me he puesto ni contento ni triste con la muerte de Néstor Kirchner. Me ha sido indiferente. Lo que si me ha indignado es la panda de aduladores, intelectuales orgánicos, que han querido hacernos creer que el difunto podía ser equiparado al Che Guevara. Kirchner fue el mejor continuador del sistema. Por eso mismo el sistema lo ha sostenido. Buen alumno que ha pagado sus cuentas. La hipocresía de algunos que se han visto beneficiados por el Kirchnerismo, hoy desfila sin cesar por la televisión pública. Una vuelta de la derecha más retrógrada solo es entendible en tanto y en cuanto Kirchner no ha hecho nada, absolutamente nada, por construir en verdad otro modelo social, un modelo construido desde las bases y para las bases, sin clientelismo, sin priorizar la deuda externa por sobre la verdadera deuda que debe ser saldada urgente: la deuda interna. Pero desde otros campos y con otros discursos y con otras prácticas, vamos a seguir denunciando desde aquí que nada ha cambiado y que todo debe ser transformado revolucionariamente. De lo contrario habremos perdido una nueva generación de argentinos y tendremos que lamentarnos que no hemos sabido leer la realidad tal y como sucedió allá por diciembre de 2001. El peligro, claro está, es que vuelvan los de siempre. Y resurja un nuevo Kirchner retransformado y los pseudoprogresistas vuelvan a perder la memoria. Ya nos pasó con la Alianza en el 99. Puede volver a pasarnos en 2011… o antes.



martes, 19 de octubre de 2010

La mujer, doble víctima de las guerras. A 10 años de la Resolución 1.325

55 años después de su creación, la ONU descubrió que la mujer era víctima por partida doble en las guerras, y en 2000 aprobó una resolución para protegerla. En su aniversario se impone un balance

(Intervención de Roberto Montoya en la mesa redonda del 15 de Octubre organizada por la Fundación Euroárabe en la Biblioteca del Museo Reina Sofía de Madrid, en el marco del Festival El Ojo Cojo de Cine, Cortos y Documentales)

Estos días se cumplen 10 años desde la aprobación de la Resolución 1.325 de la ONU, y gracias a este instrumento y otros complementarios posteriores también muy importantes, Naciones Unidas ha comenzado a incorporar a una gran parte de sus organismos, misiones y actividades, la problemática de la violencia de género ligada específicamente a los conflictos armados y a los periodos de construcción y mantenimiento de la paz.

Días atrás, a inicios de octubre, representantes de Naciones Unidas dieron a conocer en Madrid, en el marco del seminario “Instrumentos eficaces para la igualdad en el desarrollo”, que tres de cada mujeres en el mundo han sufrido violencia machista en algún momento de su vida. La ONU aclara que la mitad de esas agresiones sexistas la sufrieron menores de 16 años. En pleno siglo XXI se calcula que 140 millones de niñas y adolescentes sufren mutilación genital, que 30 millones de niñas viven en las calles, expuestas a la violencia sexual.

Diez millones de niñas en el mundo son obligadas a casarse antes de los 12 años; 86 millones de niñas crecen sin educación alguna; miles de niñas en Afganistán son atacadas por los talibán por atreverse a ir a la escuela, las escuelas de niñas son consideradas objetivos militares.

Más de 5.000 mujeres mueren al año en el mundo víctimas de los llamados “crímenes de honor” realizados por sus propias familias.

Hay guerras como las de Afganistán en las que Occidente utilizó de forma propagandista y oportunista la asfixiante opresión sufrida por las mujeres como muestra de la crueldad del enemigo talibán, pero nueve años después su situación, si bien es de reconocer ciertos avances con respecto a la siniestra época talibán, no ha mejorado de una forma más radical a causa del retrógrado, corrupto y autoritario gobierno de Hamid Karzai aupado al poder por EEUU y sus aliados.

En Irak, tras siete años de guerra, y cientos de miles de muertos después, EEUU y sus aliados reivindican la victoria, reivindican haber estabilizado el país, pero las mujeres han perdido terreno en materia de derechos y en su rol en la sociedad. Históricamente las mujeres iraquíes habían ido conquistado importantes derechos, muchos más avanzados que en el resto de países de su entorno, teniendo un gran protagonismo en la vida política y social. Su apogeo lo tuvieron durante los años 70, paradójicamente, bajo la dictadura de Sadam Husein..

Las guerras, sean en Africa, Asia, Oriente Medio o en cualquier parte del mundo, siguen agravando enormemente los niveles de violencia sexual contra las niñas y mujeres.

Esas agresiones, esos crímenes, no son lamentablemente casos aislados protagonizados por puñados de soldados o milicianos psicópatas de un bando u otro. Son parte ya integrante de las guerras.

Las mujeres siguen siendo como en las guerras primitivas parte sustancial del botín de guerra. Con las agresiones a cientos de miles de niñas y mujeres en países como Sudán, la República Democrática del Congo o tantos otros, no sólo se traumatiza a las víctimas directas de por vida, se dispara el número de embarazos no deseados y se expande el virus del Sida. También se logra humillar y denigrar a toda una comunidad.

En continentes como Africa, donde la mujer de las zonas rurales juega un papel económico, social y familiar vital, más que en otras zonas del mundo, las consecuencias de las violaciones sistemáticas y masivas son aún mayores.

Como denuncian las organizaciones que trabajan en la zona, tras ser víctimas de violaciones, las mujeres de una comunidad, por temor, dejan de ir a cosechar a los campos más alejados y no acuden a los mercados, alterando así toda la vida económica de las familias y comunidades, ahondando aún más su extrema pobreza.

Por eso, por todo ese panorama tan desolador que se le presenta a la mujer, desde niña, en tantos países todavía hoy día, cualquier avance que se de es importante. No se pueden minusvalorar los pasos que poco a poco y en forma desigual se están logrando en muchos lados, estimulados por la Resolución 1.325. Pero tampoco se pueden sobrevalorar creyendo que su simple existencia es de por sí garantía de un cambio profundo, radical, en todo el mundo.

Muchos programas que llevan adelante distintos organismos de la ONU u ONGs apoyadas por Naciones Unidas en numerosos países, han supuesto un estímulo, un cambio palpable para la situación de muchas mujeres afectadas por conflictos bélicos, durísimas sequías, hambrunas, mujeres desplazadas de sus casas y pueblos, mujeres hacinadas en campos de refugiados en Africa, Asia, América Latina y el Caribe.

Sabemos que Naciones Unidas aprueba muchas veces resoluciones y promueve tratados internacionales sobre los temas más variados, sobre la tortura, sobre los derechos de los niños, sobre el control de armas de todo tipo, sobre el racismo, sobre la protección del medio ambiente y un larguísimo etcétera, que, de cumplirse estrictamente, harían del planeta un lugar más justo e igualitario para vivir.

Pero sabemos también que esa mancomunidad de naciones, la más grande del mundo, donde están representados 192 países, está muy lejos de ser perfecta, está muy lejos de ser gobernada colectivamente, de forma democrática por sus estados miembros y no por un puñado de potencias que pujan constantemente por sus propios intereses, aplicando dobles raseros, violando ellas mismas los tratados contra la tortura o las Convenciones de Ginebra, y utilizando sistemáticamente, como hace desde hace décadas EEUU, su derecho de voto, para impedir la aplicación de todas aquellas resoluciones aprobadas mayoritariamente que les sean perjudiciales para sí o para sus aliados.

No nos debe extrañar por tanto que estas serias limitaciones que muestra a menudo la ONU también sean extensivas al tema de la aplicación de la resolución 1.325 y a toda la normativa en defensa de la mujer existente.

Las incoherencias de Naciones Unidas

¿Cómo es posible entender, si no es así, que en 62 años de operaciones de paz de la ONU haya habido sólo siete mujeres con rango de representante especial del Secretario General de Naciones Unidas para alguna misión, o que sólo haya dos mujeres en el equipo de 40 personas que componen la Secretaría General? Todo ello, paradójicamente, a pesar de que la Resolución 1.325, en su texto insta al Secretario General de la ONU y a los Estados miembros a garantizar un aumento de mujeres en todos los ámbitos de construcción de la paz, así como en carácter de enviadas especiales.

¿Cómo es posible que diez años después de la aprobación de la resolución 1.325, sólo 20 países –entre ellos España—hayan decidido llevar a cabo un Plan de Acción específico sobre el tema, y que de ellos sólo 11 están en vías de elaboración? Y esto después de una década.

¿Cómo es posible que queden impunes las violaciones y abusos contra niñas y mujeres cometidas por “cascos azules” encargados precisamente de protegerlas, de dar el ejemplo. Muchas de esas mujeres han sido violadas por milicianos o soldados en conflictos bélicos y cuando lograr refugiarse en un campamento de la ONU o estar en una zona bajo control de los “cascos azules”, vuelven a vivir esa pesadilla. Y esto no ha sido ni un caso ni dos, sino muchos, en distintos países y con cientos de “cascos azules” de distintas nacionalidades involucrados.

A través del llamado Informe Machel, elaborado por Gracia Machel, ex ministra de de Educación y Cultura de Mozambique y esposa de Nelson Mandela, la ONU reconoció por primera vez públicamente en 1996 la responsabilidad de sus “cascos azules” en violaciones, trata de mujeres y abuso infantil en misiones desarrolladas en Angola, Mozambique, Bosnia, Croacia, Somalia, Ruanda y Camboya.

Esto sucedió antes de la resolución 1.325, sí, pero se volvió a producir en Haití a partir de 2004, y en Sudán, especialmente en la región de Darfour, y en la República Democrática del Congo, donde la propia ONU reconoció en un informe en 2005 que se habían producido 105 denuncias contra “cascos azules”, que se aprovechaban de niñas y mujeres congolesas desesperadas para practicar sexo con ellas a cambio de comida o unas monedas.

¿Cómo se puede compatibilizar la resolución 1.325 de la ONU con la Convención de Privilegios e Inmunidades de Naciones Unidas, vigente desde 1946, y que establece que el país receptor de “cascos azules” no puede juzgarlos en su territorio aunque cometan en él delitos o crímenes?

¿Qué es lo que hace la ONU ante denuncias de ese tipo entonces? La Oficina de Supervisión Interna de la ONU es la encargada de investigar si un “casco azul” ha violado un texto interno llamado “Diez normas: Código de conducta personal de los Cascos Azules”.

¿Y qué puede hacer esa Oficina de Supervisión Interna si confirma las denuncias? La ONU no tiene ningún tribunal interno, por lo que su única opción es entregar al “casco azul” a su país de origen para que lo juzgue.

Hasta ahora sólo en un par de casos se concretó esto, en el de “cascos azules” italianos que habían actuado en Somalia, a pesar de que ya son cientos y cientos los soldados denunciados. En la mayoría de los casos sólo se adelanta la vuelta a casa del “casco azul” agresor, sin que esto lo inhabilite para participar en otras misiones de país en el futuro.

Queda mucho, muchísimo por hacer todavía en todas las instituciones, en todos los ámbitos, para erradicar esta lacra. Y la violencia sexual, a pesar de lo grave que es, no es el único problema que atender. Es necesario que la mujer pueda participar activamente en los procesos de pacificación, empezando por las propias instituciones que los planifican y llevan a cabo.

La vicepresidenta primera española, María Teresa Fernández de la Vega, defendió en enero pasado en la conferencia “Mujeres, paz y seguridad”, celebrada en Bruselas por la Comisión Europea y la OTAN, una propuesta para que se establecieran cuotas para lograr que las mujeres participen a todos niveles, civil y militar, en los procesos de paz y solución de conflictos. No es la única que lo ha propuesto en organismos internacionales. Pero su idea no prosperó, y el primero en rechazarla por “irrealista”, fue el propio secretario general de la OTAN, Andres Rogh Rasmussen. El jefe máximo de la OTAN dijo que era imposible lograr algo así en el seno de la Alianza Atlántica dadas “las diferentes tradiciones nacionales de que partimos”.

Y ahí se acabó la discusión.

Es de reconocer que España tiene el doble de mujeres militares en misiones exteriores que la media de la Unión Europea, lo que puede ayudar a tener una mayor sensibilidad para tratar un tema como las agresiones a las mujeres. Actualmente entre el 7% y el 9% del total de soldados que tiene España involucrados en misiones de pacificación son mujeres, cuando el promedio en el conjunto de la Unión Europea es de sólo el 4%.

Es un dato alentador el de España en esta materia, como es alentador un caso como el de Liberia. En un país como ese, sumergido en una cruenta guerra desde inicios de los 90 hasta 2003, con más de 250.000 víctimas mortales, con un altísimo número de violaciones, con una de cada 10 mujeres violadas menor de 5 años, la larga lucha de las mujeres ha empezado a dar sus frutos. Ellas, con sus protestas callejeras, con sus multitudinarias manifestaciones, jugaron un papel clave en el fin de la guerra y en la construcción de la paz.

Hoy día Liberia tiene presidenta, Ellen Johnson Sirleaf, la primera presidenta de Africa. Gracias a su labor y a la de tantas mujeres organizadas, hoy día el 20% de los efectivos de las fuerzas de seguridad liberianas son mujeres.

Hace dos años se creó en Liberia el primer tribunal especializado en violencia de género de toda Africa.

Desde este mes, Liberia cuenta con una Ley de Libertad de Información, la primera también en Africa. Y ahí la ONU ha financiado la Radio Democracia Mujeres Liberianas, que tiene cada vez mayor capacidad de emisión a todo el territorio nacional.

Son datos alentadores sin duda, pero el camino aún es muy largo y para que se avance de una forma sostenida en todo el mundo es fundamental que se acentúe la presión social y mediática sobre la clase política y todas las instituciones internacionales. Y como todas las batallas que se libran por la igualdad real de la mujer, no puede ser sólo una batalla de las propias mujeres, sino una batalla de mujeres y hombres, porque en ella se está jugando un aspecto esencial del futuro que queremos para la Humanidad.

Roberto Montoya

lunes, 11 de octubre de 2010

España al borde del corralito; por Roberto Montoya


“Madrid podría estar ingresando en la clase de espiral de la muerte que afligió a Argentina hace apenas una década.” advirtió tiempo atrás Paul Krugman, y ahora lo repite Joseph Stiglitz.

Lo dijo hace pocos meses el gran gurú de las finanzas a nivel mundial, el neokeynesiano Premio Nobel de Economía 2008, Paul Krugman, y ahora lo repite otro influyente gurú, también neokeynesiano también estadounidense y también Premio Nobel de Economía (2001), Joseph Stiglitz: “España podría estar ingresando en la clase de espiral de la muerte que afligió a Argentina hace apenas una década”. Son así dos grandes analistas de las finanzas internacionales los que ven planear la sombra del corralito sobre España. “Sólo cuando Argentina terminó con su tipo de cambio fijo respecto al dólar comenzó a crecer y se redujo el déficit. España no ha sido atacada por los especuladores, pero podría ser sólo cuestión de tiempo”, añadió Stiglitz.
Pero esa salida a la que recurrió en su momento Argentina no es válida para España, por pertenecer a la eurozona, sin posibilidad para devaluar su moneda, porque la antigua peseta se fundió en 1998 con las monedas de otros 16 países de la Unión Europea para crear el euro como moneda única común.
Tanto Stiglitz como Krugman y otros renombrados analistas ven a España como uno de los eslabones más débiles de la Unión Europea y rechazan esa imagen que quiere dar la UE de que ya ha se dejado atrás la recesión. Se teme que se produzca el llamado Efecto W, o recesión de segunda vuelta. En un artículo en el Sunday Telegraph, Stiglitz sostenía días atrás, al analizar la situación de Europa ante la crisis, que “España es el caso más peligroso, pero también están en severos aprietos Irlanda y Grecia”. Y añade Stiglitz: “El euro también afronta su propia crisis y puede desaparecer, víctima de su propia convertibilidad hacia dentro. Resulta claro que los países hoy en problemas carecen, como Argentina hace años, de monedas individuales y, por ende, de instrumentos cambiarios flexibles”.

El economista asegura que “como en Grecia e Irlanda, la debilidad financiera de España la torna presa fácil para fondos buitres y otros especuladores. Las reacciones ingenuas del Banco Central Europeo o el FMI, como recortar gastos o jubilaciones y elevar impuestos, sólo empeorará las cosas”. Y ahí estriba la crítica principal de los dos economistas, coincidente con la postura que vienen manteniendo en España y otros países europeos los partidos de izquierda y los sindicatos: que los planes de ajuste lanzados por doquier en Europa para afrontar la crisis, con una contracción drástica del gasto público, congelación cuando no disminución directa de los salarios y las pensiones y la precarización del trabajo, sólo pueden augurar más y más desempleo. Lo reconocía sólo pocas semanas atrás el propio FMI a través de su director gerente, Dominique Strauss-Kahn. Este admitía que los ajustazos podrían conseguir un moderadísimo crecimiento, pero sin generar empleo. Las imposiciones del FMI, del Banco Mundial y del Banco Central Europeo, aparecen como recetas desesperadas, ineficaces y contraproducentes, de un sistema ultraliberal cuyo modelo de enriquecimiento especulativo y piramidal ha terminado por pinchar la burbuja generada durante años. Stiglitz insiste con el paralelismo entre España y Argentina. El economista estadounidense, siempre crítico con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y sus recetas y “los mercados”, dice que a Rodríguez Zapatero “se le imponen reglas de juego anacrónicas.
Por ejemplo, disminuir los gastos, lo cual producirá desempleo muy superior al actual 20,3%, contracción de demanda real y fuerte resistencia social. Argentina vivió lo mismo en 2000-2001 y sólo políticas anticíclicas la sacaron de apuros en los años siguientes”.
Strauss-Kahn felicitaba hace poco a Rodríguez Zapatero por aplicar a rajatabla las medidas sugeridas por el FMI, asegurándole que no se arrepentiría de haberlas adoptado, a pesar del duro coste social que implican. ¿Y cuándo se verían esos frutos, según el FMI? En la semana que termina, el FMI anunciaba que el Producto Interior Bruto (PIB) de Canadá, Rusia e India supera este año por primera vez al de España. De esta manera España, que alardeaba de ser la octava potencia económica mundial, ha sido relegada de un plumazo al 12º puesto. Al presidente español no le gustará que alguien le recuerde ahora que en 2007 él auguraba públicamente que “en 2010 vamos a superar ligeramente a Alemania en renta per cápita”. Alemania está hoy día en el 4º lugar, ocho puestos antes que España. El FMI prevé que España tendrá un crecimiento del -0.3% para 2010 (1.7% de media para Europa); 0.7% en 2011 y que sólo alcanzará un 2% (porcentaje a partir del cual se considera que se crea realmente empleo) en 2013. Según el mismo informe del FMI, Argentina crecerá en 2010 el 7,5%, como Brasil (5,7% de media para América Latina y el Caribe) y el 4% en 2011. Rodríguez Zapatero tendrá por tanto menos futuro prometedor para vender a los trabajadores y a los sindicatos, que el pasado 29 salieron a la calle para decir “no” a su recién aprobada reforma laboral y para advertirle que no aceptarán tampoco su reforma de las pensiones, que entrará en breve a debate en las Cortes (Parlamento).
Días atrás, Rodríguez Zapatero sufrió además un revés político al ser derrotado en elecciones internas del gubernamental Partido Socialista Obrero Español (Psoe) por escaso margen, su candidata a presidir la poderosa Comunidad de Madrid (gobernación), la actual ministra de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez, frente al secretario general de los socialistas madrileños, Tomás Gómez. Ese revés, según las encuestas hechas por distintos medios de comunicación, ha debilitado aún más al Psoe, quien aparece situado ahora más de diez puntos por detrás del opositor Partido Popular en intención de voto.

sábado, 9 de octubre de 2010

Las Madres pueden ser memoria, pero no historia

Por Luis Mattini

Para la izquierda formal, esa que en los setentas fue pasiva y critica del proyecto revolucionario que encaramos y para muchos de las nuevas generaciones la Presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini es la memoria de esa época, y por cierto lo es desde el punto de vista de la denuncia de la atrocidades de los militares, o sea los crímenes de guerra. Eso explica el lamentable hecho de que casi todo el recuerdo que viene de la posterioridad inmediata a los hechos, es la memoria de la muerte. La parte negativa de esa visión limitada, parcial, es que estamos llenando a La Argentina de museos de la memoria que parecen Panteones de la muerte

La parcialidad consiste en que la inmensa obra de denuncias llevada a cabo por la organización Madres de Plaza de Mayo es muy importante y parte insustituible de la historia, pero no es toda la historia, mucho menos la más rica y pedagógica. Porque la parte mas importante de esa historia, es la parte vital, la que deja enseñanzas para el presente y futuro, es la que habla de la vida, de la rebeldía, de la pasión por la lucha, de la alegría de la militancia, de la felicidad que provee el acto de libertad; también de la inteligencia y la desinteligencia de los proyectos, quiero decir de los aciertos y errores.

La ferocidad y la brutalidad de los militares no se debió a una especial patología en el cuerpo castrense, ni a nuestros errores, sino precisamente a nuestros aciertos. En efecto, la creciente fuerza del movimiento popular, del cual fuimos parte especialmente activa, preocupó mucho a los poderes de modo tal que establecieron sólidos planes represivos para defender los privilegios puestos bajo real amenaza. Nuestro principal acierto fue esa decisión de lucha y la puesta en práctica, la acción. Nuestro principal error fue la subestimación de la fuerza del enemigo, la sobreestimación de nuestras propias fuerzas y no haber advertido a tiempo que la dureza de la represión obedecía a una estrategia bien racional y definida, la que fue elaborada por la Escuela Francesa, mientras nosotros nos habíamos preparado para resistir la doctrina de la llamada Escuelas de las Américas, ello, dicho sea de paso, por haber compartido con el ex campo socialista, la visión unilateral de un imperialismo centrado en los EE.UU.

De todo eso, Hebe no puede hablar, porque según ella misma lo ha dicho, en ese tiempo se dedicaba a la cocina. En cambio hay decenas de compañeras sobrevivientes, ex presas o ex exiliadas, de la edad de Hebe y centenares de la edad de sus hijos, que pueden hablar porque fueron activas, armadas y no armadas. Mujeres que, fieles a la época del hacer, hacían. No amenazaban: actuaban y después hablaban, a veces para explicar lo hecho, y sólo si era necesario. Ellas son la memoria completa, y sin embargo muy pocos le preguntan a ellas. Las nuevas generaciones no las interrogan porque no saben, porque el monopolio de esa información lo ha institucionalizado la organización que preside Hebe y lo está malversado. A los demás, a los testigos observadores de esa época, no se les pregunta a fondo porque puede ser incómodo la respuestas al interrogante “¿Y vos que hacías en ese tiempo?”

Por otra parte hay también algunos protagonistas que no quieren hablar por diversos motivos, algunos legítimos y otros por miedo al que dirán y hasta hay quienes no pueden explicar en forma racional qué pensaban en esa pasión de la lucha, no porque sean tontos, sino porque la evidencia de los hechos no necesitaba discursos.

Por ejemplo, una de las cosas que Hebe no sabe, es que nosotros, los del PRT-ERP, y gran parte de setentistas aliados, nos planteamos una política de ruptura caracterizada por la acción, incluida la acción armada. Y eso implicó una profunda discusión ideológica porque rompía el concepto de militancia tradicional y que es más o menos el que se ha retomado hoy en día. O sea, la inmensa mayoría de esos militantes que desfilan bien uniformados por las calles que les marca el gobierno, no tienen ni siquiera idea de que existe un concepto de ruptura y que el mismo no consiste en cascotear a la policía precisamente y que no se trata de democracia o dictadura. Se trata de una actitud, una decisión de los revolucionarios, una de las enseñanzas básicas del Che de la cual no me consta que hablen los teóricos que dan cursos en la Universidad de Madres: Elegir el terreno de lucha.

. En efecto, nosotros no elegimos la lucha armada porque no teníamos otro remedio. La nuestra, justa o errónea, fue una opción consciente y muy debatida y consistía de hecho en una ruptura. Las nuevas generaciones deben saber también, que el Estado de Derecho y el sistema político llamado democracia, no es un invento de ahora. La mayor parte de esos años que luchamos funcionaba el sistema judicial, por lo que, en muchos caso, nuestros compañeros fueron juzgados por violar la ley. Sobre todo en los primeros tiempos, durante la dictadura de Lanusse. En tales casos los compañeros en el banquillo de los acusados, solían pedir la palabra expresando el juicio de ruptura, es decir que no aceptaban ese tribunal y se declaraban prisioneros de guerra y acogiéndose al Convenio de Ginebra.

Claro, los maduros testigos de la época, los que nos acusaban de foquistas, se sonríen con conmiseración de esa “ingenuidad”, o peor, de ese “infantilismo” nuestro de aquellos tiempos. Lo que no se tiene en cuenta, es que ese compañero nuestro jugado en una política de ruptura, estaba siendo juzgado no por la contravención de cortar la Panamericana para reclamar por un aumento de salarios, perjudicando a la población, sino por intentar asaltar militarmente una comisaría o un cuartel para tomar el poder y cambiar el sistema de raíz, enfrentándose con profesionales armados, evitando arriesgar a la población civil. El proyecto de toma del poder, no buscaba torcer la voluntad de los jueces, sino crear un nuevo sistema de justicia. Esa era la “pequeña” diferencia con la actual actitud de Hebe. Nuestras compañeras no hubieran amenazado en un discurso ocupar los tribunales para forzar la decisión de los jueces, no, de ninguna manera, ellas primero, antes de hablar, hubieran tomado el Palacio en serio, después quizás habrían hecho una asamblea para ver cómo continuar.

Además, otra de las cosas que esa forma limitada, parcial, de esos del recuerdo de aquellos años, oculta, es la acción concreta, vital y sobre todo prioritaria, en pos de la justicia social. Nuestros compañeros no amenazaban asaltar los tribunales para ayudar a resolver un conflicto de poderes a favor del gobierno, no, nuestros compañeros reservaban esas energías para asaltar camiones de alimentos, para hacer justicia social en concreto repartiendo entre los necesitados, llamando a la acción con el ejemplo, no con el discurso.

Insisto, fueron años de política de ruptura, de acción. No de discursos. Y lo fueron por diversas razones, pero entre la más importante, porque había disposición para tomar esa decisión militante por parte de cientos de chicas y muchachos. Hoy no se puede plantear la ruptura porque esa disposición no parece estar, quizas porque las camisetas, las banderas y los uniformes de Guevara, hayan tapado sus palabras y los muchachos que desfilan a diario por la avenida de mayo no tienen ni idea de este asunto y estén convencidos de que ese es el camino del Che. O quizás sea cuestión de ver más de cerca y discutirlo.

En todo caso lo que es objetivo es que no estamos frente a una política de ruptura, por lo tanto, amenazar con actos de ruptura sin cumplirlos, es puro discurso, es la negación de los setentas, de hacer de la palabra hechos; o sea es repetir la práctica de la izquierda tradicional que se la pasó décadas amenazando con tomar el poder e hizo de ese discurso un modus vivendi.