sábado, 27 de noviembre de 2010

¿PENSAMIENTO NACIONAL? ¿QUE ERA ESO?; por Luis Mattini


Entre las groseras distorsiones que estamos sufriendo sobre la década del sesenta-setenta está la que le atribuye a todo el activismo “pensamientos” “nacionales”, “populares”, “peronistas” y una copiosa ristra de ideas congeladas, hoy muy manoseadas por esa militancia que parece creer que la conquista de los derechos humanos fue el objetivo por la cual dieron la vida cientos de jóvenes y decenas de viejos. Recuerdo un circunstancial compañero de mesa que no tiene empacho en aditar a su apellido el título: “sobrino de”, porque su tio es un “famoso”, corrije el término “setentista” llamando a esa generación , la generación “peronista revolucionaria”, sin tener en cuenta que habíamos inventado esa rara palabra “setentista”, precisamente para cubrir un contenido ideológico , político, programático y sobre todo práctico, muy variado.

Pues bien señores, entre esos setentistas existió el PRT-ERP, que si bien no fue todo lo numeroso que hubiéramos deseado, fuimos varios miles y dimos mucho que hablar, y no por el deporte nacional de hacer uso insensato de las palabras, sino porque fue mucho lo que hicimos, Creo que de esto no caben dudas.


Pues bien señores, parece necesario recordarles, incluso a ex militantes del propio PRT-ERP, que olvidaron o ignoran que el PRT-ERP no fue para nada “pensamiento nacional”, ni fue tampoco “pensamiento popular”; mucho menos tenia una lectura ni católica, ni oligárquica, ni revisionista, ni populista, ni stalinista de la historia.

El PRT-ERP se definía así mismo como marxista-leninista, concepto que en aquel entonces, reemplazaba “nacional” por internacional y el policlasista “popular” por el clasismo obrero. Eso quería decir, en la práctica, que los sujetos éramos nosotros, los obreros industriales de “vanguardia”. En el Buró Político del PRT, debido a la tenacidad de Santucho, de ocho miembros , cuatro éramos obreros de la gran industria: ¿Exagero? Pues ahí van los nombres: Carlos Germán, Luis Mattini, Juan Ledesma, Antonio del Carmen Fernández. Los otros eran Santucho, Urteaga, Mena y Gorriarán. Que me diga alguien si conoció algo parecido en Argentina, tanto en el PC, como en los partidos trotskistas o en el propio peronismo. Y en América, bueno, puede ser Uruguay, quizás Chile y ahí paramos de contar. Va de suyo que no estoy haciendo una alharaca de esto, sólo recordar cómo eran las cosas. (porque, justicia ordena, por otra parte también cargamos con algunos “obreros” que te voglio dire!!!! Mejor perderlos que encontrarlos)

Es cierto también que el PRT propiciaba una revolución llevada a cabo por una alianza de carácter ”obrero y popular”. O sea, (y perdonen la ironía, pero es la verdad) nosotros no éramos “populares”, populares serían nuestros aliados. Porque para el PRT “popular” era una categoría sociológica inferior a la de clase. Algo parecido a cuando hoy se habla de “progresismo” en lugar de revolucionario. Además del origen trostkysta, nuestra tendencia, liderada por Mario Roberto Santucho, adoptó el guevarismo como guía táctica y contenido ético, superador de la pesadilla stalinista, (sin que ello implique el haber estado vacunados contra el stalinismo) .

Claro, a los actuales neo-populistas, sean de origen peronista como stalinistas, los entiendo, los comprendo, no puedo evitar mi conmiseración. La idea de “popular” les da cabida, les posibilita el derecho a ser “vanguardia” y no “pequeños burgueses”, epíteto descalificativo que debieron sufrir en los partidos leninistas de aquellos tiempos. ¡Pobres!!!! Hay que reconocer que el marxismo leninismo fue realmente aristocratizante, sólo los obreros— y dentro de estos los industriales— podían ser “vanguardia”. Hay que decir que el propio Santucho no escapaba a este dogma. A mi me divierte eso, pues es la queja del Colorado Vicente en el libro de la hija del Roby, en el que relata que Santucho lo retó por no haber incorporado a Mattini al Comité Central, cuando él, Santucho, estaba preso.

Por supuesto, el PRT-ERP, nunca creyó que la revolución la podría hacer solo con la vanguardia de la clase obrera y por eso tuvo profundos acuerdos tácticos con las organizaciones de origen peronista y también con Montoneros. (O sea los “populares”) Pero a no confundir señores: acuerdos tácticos y respetando sus creencias. Pero no compartíamos mucho más allá que la perspectiva de tomar el poder y lanzarnos a una Argentina socialista, como proyecto todavía a crear. Eso no era poca cosa, pero no significaba que compartiéramos las visiones filosóficas, éticas, históricas y de clase con esos sectores. Claro que hay que reconocer que lo que si nos enseña esta porfiada historia, es que dentro del PRT eran también frecuentes los “populares”, se los vio apenas asomó Cámpora en el 73 y sólo la energía y el prestigio de Santucho pudo controlar la situación, expulsando sin remilgos. De lo contrario nos hubiéramos diluido en un grupo más de populistas. Sin embargo, a la vista de los coqueteos con el actual gobierno, compruebo que eran más de los que yo pensaba.


Debemos ser claros. Nosotros, los que seguimos a Santucho, no éramos cristianos, no creíamos en la “burguesía nacional”, ni nos seducían los ensayistas “nacionales y populares” hoy tan de moda, que en aquellos tiempos sólo sabían hablar de “cipayos” y le exigían a Cortazar ¿oyó bien? Si, a Julio Cortazar, que regresara a la Argentina a fin de poder “escribir para el pueblo”. Tampoco se no ocurría “comparar” al Che con Evita, simplemente porque son tan diferentes que son incomparables.


Nuestro enemigo era oligarquía terrateniente y a la gran burguesía agraria e industrial, a la que no considerábamos “cipaya”, sino socia del imperialismo. A la hoy llamada “clase media” la considerábamos una aliada objetiva, pero le teníamos tal desconfianza que tratábamos de no reclutar gente de ese sector social; estábamos convencidos de que sólo la clase obrera debía ser la conductora de un de un proceso que era, nacional por su forma e internacional por su contenido, llevando de aliados a la pequeña burguesía rural y urbana, (o sea los campesinos medios y pobres) a la intelectualidad combativa y a los “pobres de la ciudad”, como llamábamos a los que otros decían villeros.


Repito por si no queda claro: nacional sólo por su forma, por lo tanto no éramos nacionalistas, éramos internacionalistas, o sea propiciábamos un mundo sin fronteras ni banderas. Sabíamos poco de lenguas, pero si lo suficiente como para saber que en las lenguas germánicas el adjetivo va delante del sustantivo, por lo tanto “nacional socialismo” quiere decir en alemán exactamente “socialismo nacional”, sin que por ello todo socialismo nacional fuese siempre fascista ya que los modelos de formas nacionales de socialismo eran numerosos. .

Pero, por sobre todas las cosas, al menos en los hechos, y quizás sin saberlo, fuimos profundamente inmanentes, es decir, creíamos que la historia la hacen los sujetos humanos por propia decisión, aquí y ahora y no siguiendo un trascendente plan predeterminado desde afuera, sea dado por Dios, por la Providencia o por abstractos mandatos. Ese contenido es quizas el más ausente hoy en día. Asimismo no aceptábamos los subjuntivos, los “hubiera”. No creíamos que si el latifundista ganadero Juan Manuel de Rosas “hubiera” ganado la batalla de Caseros, los ingleses “habrían” perdido influencia en la historia nacional. Por algo Rosas murió exiliado en Inglaterra. (Ah, que cosa rara ¿No? Su tumba estaba muy cercana a la de Carlos Marx, pero así son lo ingleses de exotéricos)

En el PRT-ERP estudiábamos mucho la historia, porque la historia es la más pedagoga de las disciplinas. De la historia verdaderamente se aprende. Pero nosotros éramos marxistas empeñados de cuerpo y alma en una revolución proletaria, de modo que, fiel a ese empeño, es natural que buscáramos escapar de la influencia de la ideología burguesa. Y, por supuesto, el peronismo, como el radicalismo, era una ideología burguesa. ¿O tiene Ud dudas? ¿Tiene Ud dudas que Pacho O’Donnell es tan burgués como Romero? La diferencia a favor de Romero es que por un lado él no lo niega y por otro es un intelectual, políticamente estable y previsible, un profesional de la ciencia sumamente estudioso, no un Escriba. y, por lo tanto de su obra es más factible sacar nuestras propias conclusiones .


Claro, no podíamos evitar que las ciencias estuvieran en manos de la burguesía en corrientes de diversos matices e intereses. —Dicho de paso como lo están hoy en día incluso en las supuestas Universidades “populares”, como la de Madres de Plaza de Mayo, o también la socialista como la Cubana, ya que repiten los modelos académicos y las prácticas sociales de las Universidades surgidas de la Modernidad burguesa oficiales en donde el uso del título profesional ha reemplazado al título de nobleza— Por lo tanto en el PRT tratábamos de seguir a los historiadores más profesionales, sabiendo que nadie esta desideologizado y que la realidad es siempre muy compleja. Y si bien teníamos claro lo enseñado por Marx, que los hombres suelen responder a intereses de clase, también la propia historia enseña que hubo numerosos hombres que se emanciparon de los intereses de clase para actuar en favor de los intereses, digamos, humanos. ¿O cree Ud que el Che Guevara respondía a intereses de clase? A esos desinteresados los vamos a encontrar en la Universidad de Berlin, en La Sorbona, en La Habana, en la UBA y puede ser que en algunos casos en Madres de Plaza de Mayo

¿Como dilucidar cuándo respondían o no a intereses de determinadas clases? No era fácil, pero un buen consejo es seguir la conducta del sujeto, no las palabras: Hay que empezar a distinguir a los profesionales de una ciencia, conservadores, liberales, católicos, o comunistas, de los simples Escribas. Los primeros tienen obviamente ideología, de derecha a izquierda piensan con cabeza propia, porque para lograr efecto real en el conocimiento deben, al menos, controlar sus propios prejuicios ideológicos, tratar de evitar que los condicione, abrirse a las ideas y a las prácticas. Si no fuera así la burguesía no hubiera desarrollado las ciencias del modo como lo hizo. En cambio estos Escribas no tienen ideología, escriben a pedido. Cumplen órdenes. Puede ser a pedido del Poder Político, como también del Mercado.
Y es muy preocupante el reverdecer de Escribas en este momento en Argentina, que parece ser una consecuencia de la increíble mercantilización, a lo que se le suma la institucionalización de las organizaciones populares. Yo puedo asegurar que esto último ni siquiera es un invento argentino, es un invento sueco. Pregunte Ud sino, cómo resolvió la socialdemocracia sueca la influencia del Mayo Francés a fines de los sesenta. Sólo tenga en cuenta que la soja rinde más dividendos que la industria sueca.

Luego también es válido seguir la acción de los hombres en la historia Fijese: José de San Martín, que era un profesional de las armas, liberó América con genio y talento, creatividad, audacia política, y sobre todo desinterés, por eso, una vez cumplida su misión, se retiró al exilio sin intervenir en las posteriores disputas internas. En su monumento de Boulogne Sur Mer reza su mejor homenaje: dice: “General Argentino que renunció al poder” Que yo sepa el otro que renunció al poder fue también argentino: el Che Guevara.

En cambio, Simón Bolívar, que era un ganadero devenido general, también tuvo gran talento, audacia y creatividad para liberar América, pero acabada esa labor, siguió peleando y reprimió para desarmar las comunidades agrarias indígenas, en favor de los terratenientes ganaderos. Además se eternizó en el poder fundando una república que lleva su nombre, impuesto por los criollos, no por los aborígenes; Bolivia, dividiendo aquel Alto Perú, que fue, junto con México, una de las culturas autóctonas más desarrolladas. En consecuencia, los del PRT, podíamos considerarnos legítimamente sanmartinianos, como así también guevaristas, gente que no nos interesaba el poder personal, pero dificilmente podíamos considerarnos bolivarianos, el hombre que destruyó el autóctono y comunitario Alto Perú a favor de una “criolla” (léase hija de españoles) y sobre todo latifundista “gran Colombia”.

Claro, “sanmartiniano” suena muy cerca de los militares argentinos ya que ellos tienen una fundación con ese nombre. En cambio bolivariano parece “más nacional y popular”. Bueno, lo lamento, pero yo no voy dejar que los militares me roben. Todo porque en efecto, el General San Martín era un plebeyo nacido en Corrientes, probablemente hijo de una indígena, medio asceta, talentoso oficial de rigurosa formación, de genio indiscutido, sólo comparable con los grandes de la historia militar, en cambio el otro era un aristócrata estanciero, conocido por lo rumboso, ligado a la clase dominante de Venezuela, y a cierta realeza mundial, venido a general por las circunstancias.

Que los militares argentinos tomen la formalidad de ese aspecto supuestamente asceta del general San Martín, me tiene sin cuidado. Yo no valorizo a las personas ni por el ascetismo ni por la rumbosidad. Sólo me puede preocupar con qué recursos se paga la rumbosidad. Pero el mérito indiscutido de San Martín fue renunciar al poder después de haber liberado América


Por su parte, Belgrano, abogado, tuvo que asumir como general sin siquiera saber andar a caballo en un país de gauchos, lo hizo sin vacilar y con inesperada eficacia. Dedicó su vida a ello, muriendo en la pobreza. ¿Puede Ud decir qué intereses de clase representó? Por el mismo camino andaban Monteagudo, Castelli, el propio Moreno.


En cambio Rosas, de quien no necesito insistir que era un gran ganadero, organizó la primera “conquista del Desierto, para recuperar tierras para la ganadería, represión a los indígenas que sistemáticamente olvidan los nacionalistas, incluso los “populares”. Claro, no fue genocida como Roca, a los indígenas que se rendían les propiciaba lugar como vasallos en las estancias feudales que aun existen hoy en dia en determinadas provincias.

Y así llegamos al general que parece haber aprendido de los ingleses a ganar todas las guerras perdiendo todas las batallas: Bartolomé Mitre también fue un conspiscuo hombre de la oligarquía y defendió intereses oligárquicos, además de haber dirigido la Guerra del Paraguay, una acción bélica de exterminio, casi un genocidio, de los más infames de nuestra historia. Sin embargo, por otro lado y entre otras variadas cosas, Mitre incursionó por disciplina histórica. Digamos que como historiador no es un genio, pero no es mucho peor que otros. Negar la competencia de Mitre como historiador porque era un representante de la oligarquía, es como negar el talento de Balzac porque era monárquico. Por lo demás Mitre no era más reaccionario que José Maria Rosa y mucho menos un arrepentido como Manuel Gálvez, quien subió al árbol por la izquierda y bajó por la derecha. Y francamente señores; si en cuestión de ideas me obligan a elegir, me quedo con el liberalismo antes que con el catolicismo. Señores nacionales y populares, parecen ustedes olvidarse que catolicismo siempre fue –y sigue siendo-- sinónimo de reacción. (los sacerdotes del tercer mundo son demasiado recientes y pocos)

En fin,..lo que quiero decir es que la nefasta conducta de Mitre como gobernante, no lo inhabilita como intelectual. De él no es recomendable leer su traducción del Dante porque, según dicen los expertos, es tan mala que hubo un conato de declaración de Guerra de Italia a la Argentina por haber ofendido la cultura italiana. Pero a pesar de eso, Mitre, tiene textos históricos respetables. Por algo la dictadura de Videla prohibió “La Guerra de las Republiquetas” de Bartolomé Mitre, libro que el Che llevaba en su mochila y que Santucho siempre recomendaba. La propia “Historia de San Martín” de Mitre no es el summun de una historia, pero no es peor que otras, sobre todo es bastante mejor que alguna escrita por materialistas dialécticos que atribuyen toda la acción de nuestro general, ese que renunció al poder, a su “objetiva” posición de clase, a punto tal de negarle casi su condición de sujeto deseante..

El problema del llamado revisionismo histórico que prolifera en nuestros días en manos de Escribas de la Reina como escribas del Mercado, no consiste en su supuesta interpretación distinta de la historia; eso seria bueno, un enriquecimiento, la posibilidad de debates interesantes. No, el problema con estos periodistas pretendidos historiadores que sacan folletines como conejos de la galera, es la falta de seriedad, la inconcebible superficialidad y la burda carga ideologista, bastardeando los hechos históricos con el único fin de justificar el presente. Eso ya no lo puede hacer Mitre porque murió hace décadas.


Pero además la propia historia se defiende de los Escribas llenándonos de cachetadas, es decir la historia es una disciplina que se cuida sola porque vive enseñando: no entiendo como los revisionistas no aprenden. Fijese, por ejemplo, respecto al imperialismo inglés. Los ferrocarriles fueron uno de los símbolos mayores de la injerencia inglesa en Argentina, tema especialmente denunciado por Scalabrini Ortiz. Pues bien, Perón hizo un acto de indiscutida y maravillosa justicia histórica, un acto que valió más que toneladas de páginas: los nacionalizó.
¡Grande Perón!, tan grande que incluso les borró los nombres que le habían puesto los ingleses (FC Central Argentino; FC del Sur; FC Pacífico, etc…..) y les puso nombres nacionales; si señores, nombres bien nacionales, porque les guste o no, estas personas nacieron en Argentina: Mitre, Sarmiento y Roca, y claro también San Martin y Belgrano. ¿Cómo explica ese señor que aprendió del judio Marx a ser nacionalista y que siempre recuerda a Codovilla caminando con el paraguas abierto una tarde de sol, cómo explica, digo, que el General Perón en ese magnifico acto de justicia histórica, haya bautizado con nombres de “vendepatrias” como Mitre, Roca y Sarmiento, a los ferrocarriles nacionalizados?

Pare, pare, no siga inventado…no es que la “oligarquia” presionó a Perón...yo se lo voy a explicar: Porque Perón no fue revisionista, ni rosista, ni antisemita, ni nacionalista católico, Perón fue peronista, para bien o para mal, Perón fue, ante todo peronista; y Perón fue tan libre de prejuicios como corresponde a ese gran pragmático que era. O sea un gran caso de inmanencia, no hizo su obra inspirado en la trascendencia divina o histórica, sino en su voluntad inmanente. Además, si alguien sabia de historia, no solo nacional sino universal, era Perón. Y él sabía que esos personajes fueron grandes impulsores de los ferrocarriles.

Y para terminar por ahora, Para bien o para mal, —yo estoy convencido que para bien, porque yo soy y fui siempre un convencido internacionalista—; el PRT “de Santucho” era ante todo guevarista internacionalista y tozudamente clasista. Los populistas, que evidentemente estuvieron por error en el PRT, que hoy florecen generosamente regados por este gobierno, tienen derecho a hacer la suya, derecho a la autocritica, al arrepentimiento o a lo que les plazca, sólo les pido que, por silencio u omisión, no se apropien de esta parte de la historia.

viernes, 26 de noviembre de 2010

GOLPE DE ESTADO DE LA BANCA Y DE LAS GRANDES EMPRESAS, por José Manuel Martín Medem

Proponen a la monarquía refundar España con una contrareforma constitucional. Consideran un nocivo e indeseable virus a los ciudadanos que no tengan capacidad de sacrificio

Los dueños del poder económico han pasado por encima del gobierno y del Parlamento y han llevado al rey una propuesta para "refundar España (1), interviniendo cuanto antes para cambiar el ámbito constitucional e imponer un nuevo modelo de Estado".

Como si las grandes empresas tuvieran el derecho de decidir sin tener en cuenta la democrática voluntad popular, el BSCH, el BBVA, la Caixa, Telefónica, Repsol, E.ON, Endesa, Iberdrola, Prisa, Planeta y otras cuarenta de las más importantes compañías del país han decidido que "termina un ciclo y empieza otro que exige cambios estructurales y urgentes". Consideran que "lo importante no es tener más o menos derechos sino establecer pactos de Estado para crear e institucionalizar un nuevo esquema de conducción y planificación del país". Plantean a la corona que someta a los grandes partidos para "cambiar el modelo de Estado con mecanismos efectivos y eficientes que garanticen la adecuación y el alineamiento continuos". Reclaman una contrareforma para el modelo autonómico y exigen a los ciudadanos "capacidad de sacrificio (2) para un Estado del Bienestar responsable con una revisión urgente y profunda del sistema de pensiones, del mercado laboral, de la negociación colectiva, de las modalidades de contratación y de los costes y causas del despido".

La banca y las grandes empresas insisten en que "cambiar el modelo de Estado es la decisión más trascendental en el proceso de transformación para refundar España".
La arrogancia del poder económico contra la democracia.
Un golpe de Estado.
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(1) La Fundación Everis, presidida por Eduardo Serra, ha presentado al rey el informe Transforma España patrocinado por cincuenta grandes empresas.

(2) La banca y las grandes empresas piden al ciudadano capacidad para adaptarse: "Quien no incorpore (porque
no pueda o porque no quiera) los paradigmas de evolución darwinista (mejora continua y renovación permanente) está condenado al fracaso o, lo que es peor, a sobrevivir lastrando al resto del sistema como un nocivo e indeseable
virus".

domingo, 21 de noviembre de 2010

Otro terremoto en la zona euro, por Roberto Montoya,


Irlanda se endeudó y se está hundiendo como España. Hoy toda Europa paga las consecuencias. Además, Portugal es hoy el próximo candidato a sufrir el contagio de la crisis continental Poco tiempo duró la paz en la eurozona, compartida por dieciséis países europeos. Después de que el FMI y el Banco Central Europeo (BCE) rescataran a Grecia en mayo pasado de la bancarrota con un préstamo de 110.000 millones de euros a tres años, bajo durísimas condiciones económicas y sociales, los líderes europeos se fotografiaron sonrientes en Bruselas, dando por cerrada la crisis. Los dirigentes de la Unión Europea aseguraron en su momento que habían logrado “calmar a los mercados financieros”, esas abstractas y a su vez poderosas instituciones globales que muestran a diario estar por encima de gobiernos democráticamente constituidos, con capacidad especulativa para hacerlos tambalear y hundir. Sólo hacía falta, decían entonces, que los gobiernos europeos, disciplinadamente, aplicaran drásticos planes de ajuste, con durísimos recortes del gasto público y de las conquistas sociales de sus cientos de millones de ciudadanos. Y empezaron los ajustazos por doquier, sin importar si el gobierno de turno de tal o cual país llevara la etiqueta de conservador, liberal, laborista, socialista o socialdemócrata.
Poco se diferencian las recetas de todos ellos. Las orientaciones económicas de Bruselas, donde tienen sus sedes centrales las distintas instituciones que dirigen la Unión Europea, de neto corte ultraliberal, rigen para todos, son obligatorias y las violaciones a las mismas son castigadas con sanciones. El viernes pasado, seis meses después del rescate de Grecia, una decena de técnicos del FMI, el BCE y representantes de la UE, desembarcaban en Dublín con sus cuentas en la mano para explicar al Gobierno conservador irlandés de Brian Cowen, las condiciones que deberá cumplir para ser “rescatado”. A Irlanda se le exige subir vertiginosamente su impuesto de sociedades, que está en el 12,5%, menos de la mitad de la media europea; reestructurar su sistema bancario –al que el Gobierno garantizó el 100% de los depósitos, en una decisión muy criticada por la UE– y atajar su déficit público, del 32%. Los técnicos visitantes revisarán también con lupa los detalles del plan de ajuste de 15.000 millones de dólares para los próximos cuatro que debe presentar el Gobierno irlandés a fines de noviembre. Para aplacar las resistencias soberanistas de Owen ante las presiones internacionales, le recordarán seguramente que Irlanda dejó de ser el país más pobre de la Unión Europea, para pasar a ser el segundo con renta per cápita más alta, al que se terminó por calificar de el “Tigre Celta”, gracias a los millonarios Fondos de Cohesión que la UE le aportó al entrar en esa comunidad europea para solidificar su economía y homologarla a estándares del resto de sus socios. Irlanda se obnubiló, se endeudó, y se hundió, como España, atrapada por la burbuja inmobiliaria. Hoy toda la UE paga esas consecuencias y provoca divisiones entre sus miembros sobre los límites que deben ponerse a los rescates a países en crisis por irresponsabilidad. El primer ministro griego, el socialdemócrata Yorgos Papandreu, criticaba días atrás, por ejemplo, a Alemania, por exigir que los bancos asuman parte de las pérdidas en el caso de suspensión de pagos de un país, por entender que tal medida “crea una espiral de tipos de interés más altos para aquellos países en dificultades”.
Y, acto seguido, Papandreu reconocía ante otro grupo de técnicos del FMI, BCE y la UE que también revisaron en Atenas la marcha de sus planes de ajuste, que el déficit público de 2009 no había sido del 13,6% tal como aseguró antes su Gobierno, sino del 15,4%. Por ello, el Gobierno se comprometió a reducir este mismo año el déficit en seis puntos, por medio de una reducción del gasto en hospitales públicos y el saneamiento de la Administración. Pese a la supuesta solución del caso griego de seis meses atrás, la Unión Europea viene viviendo en realidad bajo un ataque de nervios, apagando fuegos aquí y allí, tratando de prever cuál será el próximo país contagiado. Portugal es hoy el más vulnerable a sufrir el contagio de la crisis irlandesa. El ministro de Finanzas, Fernando Teixeira dos Santos, reconoció la existencia de “un riesgo elevado” de que su país se vea obligado a recurrir también al Fondo de Rescate de la UE y a la ayuda de la FMI. El ministro de Exteriores portugués, Luis Amado, ha reconocido que si fracasa el pacto del Gobierno socialista –en minoría– con la oposición socialdemócrata para enfrentar la crisis, “Portugal podría verse obligado a abandonar el euro”. Es el primer Gobierno de la UE que plantea explícitamente esa posibilidad. La canciller alemana, Angela Merkel, advertía precisamente en el reciente congreso de su partido, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), que “hay mucho en juego, si el euro cae, Europa cae”. Según la líder conservadora, “la idea de los valores europeos y la unidad fracasarán, una idea que dio a nuestro continente fuerza y prosperidad después de las guerras y la destrucción del siglo pasado”. Por su parte, el Gobierno de Rodríguez Zapatero se ha apresurado a decir que “España no es Irlanda ni Grecia”, que tiene una economía sólida, que su sistema bancario es de los más saneados de Europa y que, como garantía extra a “los mercados”, dado que reconoce que la anunciada recuperación económica es aún imperceptible, adoptará medidas de ajuste adicionales. A la reforma laboral recientemente aprobada se sumará en breve la reforma de las pensiones, un control más estricto del subsidio de desempleo que cobran gran parte de los más de cuatro millones de desempleados; un racionamiento del sector público empresarial, que pasaría a tener 77 empresas en vez de las 106 actuales; un brutal recorte al apoyo a la industria alternativa de energía fotovoltaica y una serie de medidas más. El Gobierno del socialista Rodríguez Zapatero sigue haciendo buena letra con el FMI, con el BCE, con la UE y los omnipresentes mercados.
¿Y después de Irlanda, quién seguirá?

domingo, 7 de noviembre de 2010

Obama torpedeado por la derecha; por Roberto Montoya


Tras la autocrítica presidencial por la paliza electoral, el nuevo líder republicano en la Cámara de Representantes, John Boeghner, advirtió que condicionará la agenda y el rumbo del gobierno en los próximos dos años.

Sólo han pasado 18 meses desde la llegada de Barack Obama al poder y el 52% de votos que lo aupó a la Casa Blanca parece haber desaparecido. Los estadounidenses lo castigaron en las urnas en la primera oportunidad que tuvieron, en las elecciones legislativas de medio mandato que tuvieron lugar el martes pasado.
El Partido Demócrata perdió 60 escaños en la Cámara de Representantes, quedando en minoría, y aunque logró mantener su mayoría en el Senado sólo por la mínima, ha perdido también allí seis escaños, además de diez gobernaciones. Es la derrota más grave sufrida por un presidente en toda la historia de Estados Unidos, sólo comparable con la que sufrió otro demócrata, Bill Clinton, en 1994.
Desde 1928 los republicanos no habían conseguido una victoria semejante en este tipo de elecciones.
“Esta paliza me deja claro lo importante que es para un presidente salir de la burbuja de la Casa Blanca”, dijo Barack Obama. “Como presidente, acepto la responsabilidad”, añadió. Si resulta extraño escuchar a un jefe de Estado reconocer sus errores de una manera tan rotunda, más aún es que haya hecho su mea culpa cuando todavía no había terminado siquiera la votación en gran parte de los comicios electorales. Y fue lo que hizo Barack Obama, para asombro de los periodistas que fueron convocados mucho antes de lo que pensaban a su conferencia de prensa.
Tal como se preveía, el opositor Partido Republicano asestó un duro golpe al Gobierno Obama y amenaza ahora con utilizar su amplia mayoría en la Cámara de Representantes para echar por tierra algunas de las reformas estrellas de Obama, entre las cuales está la reforma sanitaria. Los congresistas están exultantes por poder boicotear desde sus escaños cuanta iniciativa intente llevar adelante el presidente, tanto en temas nacionales como internacionales.
El nuevo presidente de la Cámara de Representantes, John Boeghner, ya ha calificado de “monstruosa” la reforma sanitaria recientemente aprobada, asegurando que “se cambiará de rumbo”. Un cambio que podría afectar también a la lucha contra el cambio climático, a los intentos de Obama por cerrar la prisión de Guantánamo, a los planes de desarme nuclear con Rusia, a la política hacia Irán u otras acciones clave proyectadas por la actual Administración. El hecho de no haber logrado la mayoría en el Senado dificultará por ahora que la ofensiva republicana pueda ser completa, ya que sus propuestas o un eventual impeachment al presidente, requieren del visto bueno de la Cámara alta.
La agresiva campaña del Partido Republicano y especialmente de su creciente corriente ultramontana, la del Tea Party, ha dado sus resultados. Al menos 16 de los congresistas republicanos ahora elegidos, al igual que seis senadores y seis gobernadores, eran candidatos propuestos por el Tea Party liderado por Sarah Palin.
A la crisis económica que le ha recortado sus márgenes de acción y a la división interna del Partido Demócrata existente desde el inicio del mandato de Obama, debe sumarse otro factor negativo que influyó en su derrota electoral: la decisión del Tribunal Supremo de levantar las limitaciones existentes a las empresas privadas para financiar las campañas de los candidatos. Los poderosos lobbies afectados por algunas de las reformas y proyectos planteados por los demócratas apostaron fuerte en esta ocasión. Y los ciudadanos han demostrado mayoritariamente que no quieren en ningún caso que aumente el papel del Estado y el gasto público en desmedro de los intereses privados.
Parece claro que, a pesar de que es todo el Partido Demócrata el que sale derrotado con este resultado electoral, más derrotada aún queda su corriente más de izquierda, el Progressive Caucuss. Obama, lejos de escuchar sus reclamos para que radicalice sus posiciones y termine con sus ambigüedades, se apoyará previsiblemente más en las líneas moderadas y centristas de su partido, en un intento por conectar con los deseos mostrados por los ciudadanos con sus votos.
No es casual el ramo de olivo que tendió rápidamente Obama al Partido Republicano. “Ningún partido tendrá la capacidad de dictar qué hacer, tenemos que buscar áreas de consenso en los principales desafíos que tiene planteados el país”, dijo Obama, añadiendo: “Estoy ansioso por sentarme con miembros de los dos partidos”.
Esas declaraciones, recibidas por los republicanos como una muestra de la debilidad en la que ha quedado el partido gobernante, van en un sentido antagónico al que hasta ahora postulaba el Progressive Caucus. Para este, el presidente, con su talante extremadamente dialogante con los republicanos, sólo ha conseguido descafeinar las propuestas programáticas demócratas, al punto de desdibujarlas totalmente, sin recibir a cambio absolutamente nada por parte del Partido Republicano. Al contrario, los republicanos se radicalizaron más y más durante este último año y medio, al punto de parir una corriente interna ultraconservadora como el Tea Party.
El milagro Obama ha comenzado a hacer agua mucho antes de lo que el mundo pensaba y las perspectivas de ser reelegido en 2012 se alejan ahora mucho más.

martes, 2 de noviembre de 2010

Obama, camino a una derrota; por Roberto Montoya,


Todas las encuestas auguran un huracán republicano en los comicios legislativos Barack Obama camina desde hace semanas con la cabeza baja camino al cadalso electoral. A una semana de las elecciones de este próximo martes 2, con una caída del índice de popularidad desde el 70% al 45%, reconoció de antemano su derrota en el programa de TV Daily Show del comediante progresista Jon Stewart. “La gente está frustrada”, dijo el presidente. Y como tímida disculpa añadió: “hay cosas que la gente ni sabe que hicimos”. Una disculpa que suena rara viniendo de boca del comunicólogo por excelencia. Para intentar demostrar que no todo está perdido, Obama dijo en esa entrevista: “Nunca dijimos que podríamos conseguir todos nuestros objetivos en 18 meses”.

En estas elecciones a mitad de mandato por las que tiene que pasar cada presidente estadounidense, se elige a los 435 miembros de la Cámara de Representantes y a un tercio de los 100 que componen el Senado; a 38 gobernadores, mientras tienen lugar simultáneamente varias elecciones locales y territoriales. Todas las encuestas auguran que un tsunami republicano arrasará en las dos cámaras y en los principales estados en disputa, dejando maniatado a Obama en sus dos últimos años de mandato y abortando (lapsus, los republicanos no abortan) sus posibilidades de ser reelegido en 2012. La causa de esta derrota anunciada, de este desgaste tan acelerado del milagro Obama que obnubiló a medio mundo hace sólo un par de años, no puede atribuirse exclusivamente a las ya de por sí demoledoras consecuencias de la crisis capitalista mundial, que tuvo su origen precisamente en Estados Unidos. Sin ser ningún radical, si uno atiende a los parámetros internacionales, Obama sí lo es para Estados Unidos.

Ya fue demasiado que un partido como el Demócrata, conservador, esclavista y antinegro desde que nació en 1824 y por varias décadas, al punto de ser el apoyo fundamental del Ku Klux Klan (el presidente Harry Truman fue miembro reconocido del KKK), evolucionara durante el siglo XX hacia unas posturas progresistas, cambiándose los papeles con el Partido Republicano (ambos nacieron del mismo tronco, el Partido Demócrata-Republicano) y llegara en el siglo XXI a nombrar a un candidato presidencial afroamericano. Demasiado cambio, sí.
Pero Barack Obama no sólo viene enfrentando desde que inició su mandato el 20 de enero de 2009 el agresivo hostigamiento y boicot del Partido Republicano y de los principales lobbies, que cuentan con gran poder de influencia.

No, Obama, a pesar de haber sido votado mayoritariamente en la interna de su partido frente a su gran rival, Hillary Clinton, su actual secretaria de Estado no tiene el apoyo de todos los demócratas ni mucho menos. Esto se vio en el rechazo de miembros de su propio Gabinete a que investigara las graves violaciones de los derechos humanos cometidos por la Administración Bush al amparo de la “guerra contra el terror”, se vio en su frustrante batalla por cerrar Guantánamo, y se volvió a comprobar en el debate de la reforma sanitaria, que terminó descafeinándose tanto que poco quedó de su idea original.
Son varias las familias políticas que coexisten dentro del Partido Demócrata y Obama juega un papel bonapartista, haciendo equilibrios entre unas y otras. El jueves pasado, en el prestigioso blog The Caucus del New York Times, el analista Michael D. Shear explicaba las presiones que sufría Obama dentro de su propio partido, y el peso que tienen las distintas corrientes. “¿Es Obama demasiado tímido?”, titulaba Shear su nota. Y explicaba que ésa era la crítica que le hacía el sector más “liberal” de los demócratas, que en Estados Unidos es equivalente a progresista o izquierda. Shear explicaba que el sector más liberal o de izquierda del Partido Demócrata, el Progressive Caucus, con 78 miembros en la Cámara de Representantes (de un total de 255 representantes demócratas), presionaba al presidente para que fuera más radical en su programa. Este sector le pide que se apoye en ellos, en “un más pequeño y más cohesionado caucus”. Pero los llamados Blue Dogs y los New Democrats, la corriente de los moderados y de los centristas, acumulan 105 escaños en dicha Cámara, son mayoría en el bloque demócrata . Barack Obama sabe, por tanto, que aunque su ideario esté más cercano al Progressive Caucus, necesita indispensablemente del apoyo de las otras dos corrientes para intentar sacar su programa adelante. Shear recuerda en su análisis, para más Inri, que según una última encuesta de Gallup, el 42% de los estadounidenses dicen ser “conservadores”, el 35% “moderados” y sólo un 20 se reivindica “liberal”. Con esas cifras internas y externas sobre la mesa, Obama no tiene demasiado para festejar. En las últimas semanas ha concentrado sus esfuerzos en remodelar su Gabinete, en un intento por atacar aquellos problemas más inmediatos que acucian a los ciudadanos. Esta realidad es bien conocida por el Partido Republicano y de ahí su euforia y radicalización. Actualmente tienen 178 escaños en la Cámara de Representantes y 41 en el Senado, pero están seguros de conseguir la mayoría en las dos cámaras.

Desde que Obama llegó al poder, el Partido Republicano radicalizó su discurso y engendró el Tea Party, un movimiento con valores cavernícolas, ultraconservador, xenófobo y homófobo, enemigo acérrimo de todo lo que huelga a Estado y defensor a ultranza de las armas, que ha ido creciendo como la espuma en todo el país.
Liderado por Sarah Palin, ex gobernadora de Alaska y ex candidata a vicepresidenta en tándem con John McCain en las elecciones en las que ganó Obama, en poco tiempo se ha convertido en una poderosísima corriente dentro del Partido Republicano. Palin reconoce públicamente que luchará dentro de su partido para ser la candidata republicana a las presidenciales de 2012. Los comicios del martes darán una primera pauta de cuán cerca están los republicanos de volver a la Casa Blanca.